Aterciopelados fue mi grupo musical favorito desde mi adolescencia. Los vi con mis primas en el Primer Rock al Parque cuando tenía 15 años y continué haciendoles la cacería en sus conciertos en Bogotá.
Un ejercicio de fotografía se convirtió en la excusa perfecta para analizar y desbaratar la letra de una de las canciones de ese grupo y acompañarla con una reflexión fotográfica sobre la intervención del cuerpo.
Fué así que hice también mi primer libro y se puede descargar aquí.